Un vistazo a Plutón

Plutón es el guardián del inframundo. Él cuida de nuestros traumas, compulsiones, culpas y adicciones. Pero también custodia el impresionante e incontenible poder regenerativo de lo divino, que se expresa a manera de fractal en el mundo de los fenómenos.

Plutón puede ser una fuerza sumamente destructiva, pero al mismo tiempo la voluntad inquebrantable capaz de volver a levantarse, de reinventarse, de transformar y transformarse.

Plutón es el reconocimiento del poder divino, pero también la purga y la purificación del cuerpo y del espíritu que permite ser un canal estable de su flujo.

Metafóricamente Plutón es tanto la posesión demoníaca, como el exorcismo. Sólo que los demonios que nos poseen son los propios (heredados del linaje, del contexto histórico y del karma) y en vez de ahuyentarlos, lo que hacemos es reconciliarnos con ellos, reconocer todo lo que han hecho por nosotros, aceptarlos desde el amor y permitirles ser integrados a la conciencia, devolviéndonos el poder que sólo podemos ejercer cuando hemos recuperado la totalidad de nosotros mismos.

Plutón tiende a señalar experiencias tan densas que muchas veces necesitamos externalizarlas o vivirlas a través de algo o alguien más. Plutón señala dimensiones de nuestra propia psique y nuestra alma que rechazamos y sin darnos cuenta nos negamos a ver, a comprender, a asumir y a integrar.

Pero eso que tanto nos asusta, nos avergüenza, nos frustra, o nos da asco, no es otra cosa más que nosotros mismos y los patrones mentales, emocionales y de comportamiento que hemos venido solidificando.

Hay muchas formas de vivir a Plutón. Algunas personas lo viven más desde la inconsciencia, desde el miedo, la inseguridad y la negación; otras, desde la arrogancia, la tiranía y la obsesión por controlarlarlo todo. Un extremo tiende a llevarnos a una posición de víctimas y el otro a una posición de victimarios.

Pero hay una tercera opción que no se regodea ni se estaciona en ningún extremo, sino que asume sin miedo su intensidad, pero aprende a regularla y dirigirla, con amabilidad, con humildad y sin imposición.

La energía de Plutón es tan poderosa que no conviene reprimirla, ni resistirse. Toca dejarse atravesar por ella para ser transformado, transmutado, transfigurado. Con Plutón podemos reconocer la participación que tenemos en lo divino, pero también en la podredumbre y para no sufrir de más su influencia, tenemos que sacrificar al ego, permitirle morir para renacer fortalecido; tenemos que dejar ir las ideas que tenemos sobre lo que es la vida y asumir una mentalidad de estudiante, para dejarnos enseñar, dejarnos purificar y permitirnos ver la sabiduría que se oculta detrás de lo que parece no tener sentido, lo que es crudo, lo que es duro y doloroso.

Plutón nos recuerda que la impermanencia es una cualidad natural de los fenómenos; que todo lo que vive, muere. Y que mientras más nos aferremos a que las cosas no cambien, a que se ajusten a los mecanismos obsesivos de nuestro ego o a tratar de evitar lo inevitable, más sufrimiento nos espera.

Y esto no es decir que Plutón quiere que seamos hojas al viento, por el contrario. Plutón quiere que asumamos nuestro poder, pero desde lo más profundo, lo más auténtico y lo más vasto de lo que somos. Plutón quiere que reconozcamos el poder que tenemos y la dimensión de éste que es inalienable, que va del lado de la libertad de elegir nuestra actitud ante las adversidades de la vida.

Plutón quiere que aprendamos a elegir nuestras batallas y que desde la honestidad ante lo que somos, nunca nos rindamos. Plutón es la fuerza que nos ayuda a seguir cuando creemos que no podemos más, pero irónicamente es también la fuerza que puede aplastarnos.

Plutón es un regalo divino que es más constructivo y sustentable cuando lo usamos no para nuestros fines egoístas, sino para compartir, para ayudar y para servir a los demás. Plutón es un poder que primero toca reconocer que tenemos y después toca aprender a manejar.

Y bueno, estamos por conocer otra faceta de Plutón, ahora que comience su travesía por Acuario. Me parece muy loco que dejando de un lado la astrología mundana y enfocándonos plenamente en la natal, todas las personas que están vivas ahora en el mundo, hemos vivido a Plutón en uno, dos, tres, cuatro o hasta siete signos. Y pronto estamos por sumarle uno más.

Pero cuando pienso que hay seres vivos, animales y plantas que han vivido un ciclo o hasta CINCO ciclos completos de Plutón, me vuela la cabeza y me mantiene humilde.

Hay cosas sobre Plutón que como humanos no podemos alcanzar a ver, pero podemos dejarnos enseñar por la sabiduría y la experiencia de otros seres no humanos, así como por las lecciones de la historia.

Más allá de las significativas transformaciones que Plutón en Acuario catalizará en el colectivo humano, ¿qué puede significar para nosotros en lo individual? Si bien como siempre, todo depende de cada carta, y los movimientos de Plutón son tan lentos que su paso por Acuario no será igual de significativo para todos, y su influencia nos impactará de formas diversas y a ritmos distintos, vale la pena reflexionar un poco acerca de lo que esto puede simbolizar.

Sobre Acuario dice Valens: “es el signo celestial que es masculino, sólido, antropomórfico, algo húmedo, individual. Es mudo, bastante frío, libre, con tendencia al alza, feminizante, inamovible, vulgar, con poca descendencia, la causa de problemas provenientes del entrenamiento atlético, cargando cargas pesadas, o trabajo en materiales duros, un artesano, público. Los hombres nacidos bajo este signo son maliciosos, odiadores de sus propias familias, incorregibles, obstinados, engañosos, complicados, escondiendo todo, misantrópicos, sin dios, acusadores, traidores de reputaciones y de la verdad, envidiosos, mezquinos, ocasionalmente generosos e incontrolables”.

A simple vista parece muy diferente de la versión moderna de Acuario como humanista y revolucionario, aunque si miramos con atención, realmente no es tan distinto. Acuario rechaza y resiente; y eso puede convertirse en su motor de cambio y es lo que le hace libre. El tema es la forma en que gestiona y expresa esa libertad y esa aversión por todo lo que considera incorrecto o alugar.

Vinculando esto con Plutón, Plutón va a poner a prueba todas esas expresiones oscuras de lo acuariano. Y no porque necesariamente las va a eliminar. Para quien esté dispuesto a ser transformado, por supuesto que sí. Pero para quien no, Plutón puede exacerbar a un nivel desorbitante la tiranía, la vulgaridad, el egoísmo, la rigidez o la preocupación.

Más allá de lo que suceda a nivel colectivo, es importante preguntarnos cómo queremos que Plutón nos transforme:

  • ¿Queremos resistirnos y padecer todos los cambios que nos veamos forzados a vivir?
  • ¿Queremos que las peores cualidades de lo acuariano se exacerben hasta que nos exploten en la cara?
  • ¿O queremos permitir que las mejores cualidades de lo acuariano fluyan a través de nosotros y podamos aprovechar constructivamente ese poder?

Estas preguntas son particularmente importantes para quienes tienen planetas o ángulos en los primeros 3° de Acuario, Leo, Tauro o Escorpio (en ese orden), pues en 2023 esos puntos serán confrontados con lo plutoniano. Los planetas y ángulos más dentro de estos signos sentirán con mayor fortaleza la influencia plutoniana más adelante, en los años subsecuentes.

Con Plutón toca asumir que vamos a ir a dar un paseo al infierno. Pero si reconocemos que los monstruos y demonios que ahí encontremos son parte de nosotros mismos que necesitamos reconocer, asumir, sanar e integrar, se vuelve una aventura.

Seamos como hobbits que se ven enfrentados a salir por primera vez de su comarca, pero que lo hacen con valor, con amor, con sentido de asombro y con humildad. Así podremos transitar de la mejor manera posible esta aventura que hará a nuestro mundo retumbar.

Les dejo una pieza de esas que capturan hermosamente el espíritu de la plutoneidad:

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